Potente arma la de la comunicación. Hablar, interactuar, compartir con los demás nos mantiene en conexión con el mundo, nos ayuda a ser más nosotros mismos y, en definitiva, nos asegura una vida más completa y rica. Cuando hablamos de nuestra pareja, sin embargo, debemos prestar especial atención a nuestro propio concepto de comunicación en ese caso.
Una vez leí en un libro: “Abordar a tu novio con las amenazadoras palabras de “tenemos que hablar” equivale a arrojarle un balde de agua fría sobre su deseo de escuchar o hablar”. Y es que todos y cada uno de nosotros aún sabiéndolo hemos cometido ese error: intentar hablar de ese tema tan importante en el momento menos oportuno. El momento menos oportuno es aquel en que nuestra pareja se siente más insegura, más indefensa entre el repentino y muchas veces obsesivo intento de hablar a fondo de un problema que, es mucho mejoro tratar después de haber practicado con nosotros mismos un importante ejercicio.
Este ejercicio consiste en primer lugar en comunicarte siempre con honestidad. Por tanto antes de hablar con tu pareja párate un poco a pensar en tu propio comportamiento y si quizás acusas de algo que tú mismo has practicado. Pese a que esto no ocurra así recuerda que si te concentras obsesivamente en ese aspecto negativo de tu pareja y esa obsesión comienza a impedirte ver las cosas con objetividad vas a contribuir a crear un ambiente incomodo en el que la comunicación no se va a desarrollar como debería. En definitiva antes de hablar date un respiro para reflexionar y cuando hables hazlo sin presionar pues las personas se abren a otras cuando se sienten seguras y no avasalladas.