Las emociones son energía que circula por todo el cuerpo y llega a nuestros órganos con la sangre como vehículo. Con una alimentación correcta podemos transformar la calidad de nuestra sangre, mejorando la salud. Ma Rosa Casual, experta en nutrición energética y directora del centro Escuela de Vida, nos da las claves para esta transformación.
Convierte la agresividad en dinamismo aumentando el consumo de verduras verdes y frescas. La irritabilidad se asocia con el hígado y vesícula biliar, órganos que en equilibrio aportan vitalidad y tolerancia.
Elimina el nerviosismo y ponte de buen humor aumentando el consumo de frutas frescas y verduras, maíz y cereales integrales cocinados de manera ligera o en ensalada y cuidando los aceites, que deben ser de buena calidad. Evita los fritos. La ansiedad está muy relacionada con el corazón y el intestino delgado. Cuando la sangre que llega a nuestro órgano rey está cargada de toxinas, la energía que éste produce no será armoniosa, mientras que si le hacemos llegar una sangre más limpia, creará emociones positivas como la alegría y la gratitud.
Cambia la angustia por creatividad, aumentando el consumo de alimentos ricos en glucosa de absorción lenta, como las zanahorias, la cebolla, el repollo o la calabaza. Los órganos cuyo desequilibrio genera preocupación son el estómago, el páncreas y el bazo. Necesitan mucho el sabor dulce, pero si lo reciben a través de azúcar refinado se debilitan, creando estados anímicos muy pobres.
Convierte la tristeza en seguridad con alimentos positivos para el pulmón y el intestino grueso, como el arroz integral o las peras con almendras, reduciendo el consumo de los lácteos, que aumentan la mucosidad.
Mejora tu autoestima y acaba con las fobias reduciendo el consumo de productos cárnicos y aumentando el consumo de algas, trigo, azukis, soja negra y cereales. Estos alimentos fortalecen el riñon, cuya debilidad es el origen de nuestros miedos.