Tener una actitud seductora con que estimule todos los aspectos de tu personalidad, requiere de conductas que permanezcan en el tiempo; hay que sostener el objetivo hasta volverlo parte de nuestra esencia. Se es sexy todo el día, todos los días, estés donde estés. No vale de nada estar impecable y ser agradable como una postura forzada, de puertas para afuera; tiene que ser parte de nuestro día a día.
Ser una persona atractiva para los demás es el resultado que se logra al combinar encanto exterior con seguridad interior. Cuidar nuestro cuerpo y saber sacarle el mejor partido al físico es tan importante como cultivarnos interiormente. No debemos olvidar que las armas de seducción más efectivas son la cultura, el poder de comprensión, la capacidad de análisis y la reflexión. Ser curiosos y emprendedores en nuevas actividades genera un alto nivel de experiencia de vida, que nos convierte en alguien interesante a la hora de entablar relaciones.
El camino en busca de saber explotar nuestro poder de seducción es personal. Se relaciona con la capacidad de conocerse, de saber qué hay que mejorar y con qué puntos fuertes contamos de manera intuitiva. Vale la pena el esfuerzo, porque cada cambio que conquistemos mejorará notablemente nuestra calidad de vida, nuestra relación con el sexo opuesto y, por supuesto, nuestra actividad sexual.