EL TRABAJO Y LA CARRERA
En muchas parejas, más allá de quien gane más, la pelea puede venir por el lado de quien tiene un lugar más importante a nivel laboral. Los conflictos surgen cuando cada uno tiene un plan de carrera individual y a esto se suma el ingrediente de la competencia, sobre todo cuando ambos trabajan en lo mismo. En estos casos, la pareja no es un apoyo para el desarrollo profesional sino que quita espacio y tiempo para la carrera. Esto lo siente más la mujer que el hombre.
¿POR QUÉ?
Porque la mujer actúa en los dos terrenos. Para el hombre, por una cuestión cultural, la pareja es un soporte porque se ocupa de los temas cotidianos mientras ellos se dedican al trabajo y a traer dinero a casa. En cambio, la mujer, ademas de trabajar y de querer desarrollarse profesionalmente, siente como propia la responsabilidad de llevar adelante la casa. Y, si no lo hace o no lo hace bien, siente culpa.
SE DICE QUE «LOS PROBLEMAS DE CASA, HAY QUE DEJARLOS EN CASA Y LOS DEL TRABAJO, EN EL TRABAJO», ¿ESTO ES REALMENTE POSIBLE?
Esto es difícil de poner en práctica. Si decimos que tenemos que dejar los problemas afuera, entonces, ¿quién llega a esa casa? Una cosa es quedar enganchado con todo lo del trabajo y no admitir otro tema de conversación, y otra pretender que uno llegue a casa como si nada le hubiera pasado.
Cuando decimos: «deja los problemas laborales afuera», en realidad, deberíamos decir: «necesito que te involucres con los temas de la casa», que el trabajo no sea lo único importante. Si hay un tema que nos preocupa y ocupa nuestra libido, nuestra energía y atención en ese momento, no podemos dejar de contárselo a la pareja. Cuando uno se relaciona con otra persona, lo hace desde la totalidad, no parcialmente. Una pareja es el lugar donde uno más se debería involucrar. Por eso, se deberían hablar todos los temas. La cuestión es cómo lo planteamos.
¿CÓMO PLANTEAR EL TEMA DE LA COMPETENCIA? HAY QUE ASUMER QUE UNO MISMO COMPITE TAMBIÉN…
Creo que lo primero que hay que admitir es que, para que haya rivalidad, debe haber, por lo menos, dos personas. Si uno no tiene con quién competir, el otro no puede hacerlo. A partir de ahí, se verá cómo se resuelve. Lo más importante es hacerse cargo de la parte de uno. Recordemos que lo único que podemos cambiar es nuestra cabeza.