Efectos secundarios
Los medicamentos más utilizados para tratar la depresión, los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina), son fármacos antidepresivos que pueden inducir a una disfunción eréctil en casi el 30% de los pacientes. Otros medicamentos también utilizados, como la clomipramina, provocan trastornos sexuales hasta en el 50% de los casos. La venlafaxina lo hace en un 36% de los pacientes y la risperidona, en el 44%.
Con estas cifras, queda evidenciado que la depresión puede acarrear, en pacientes en tratamiento, problemas sexuales que se superan cuando uno concluye el proceso indicado por el médico. Pero si esta situación perturba a la persona, una buena medida sería conversar con el médico clínico para atacar el problema en su conjunto. Está demostrado que hacer un tratamiento integral sobre esta combinación de factores acelera, en muchos casos, el proceso de recuperación y evita el abandono de la medicación en personas que no toleran ver alterada su actividad sexual normal.
• Tener relaciones sexuales ayuda al equilibrio personal y social.
• Favorece el disfrute y la relajación mental.
• Como no hay reglas fijas, podemos al menos intentar olvidar la realidad que nos circunda y abocarnos a reencontrarnos con el placer perdido.
La sexualidad es una fuente de placer y bienestar tanto físico como mental, que nos permite comunicarnos íntimamente con otra persona que, en la mayoría de los casos, está ligada a nosotros desde un lugar afectivo, esta situación, sin duda, favorecerá a un paciente que se halla, entre otras situaciones, desmotivado. De esta manera, es evidente que en personas depresivas, el erotismo, la pasión, el sentirse amado o deseado puede ser un factor a favor en su búsqueda por reconducir su vida.