¿Cuántas veces has estado nervioso, triste o preocupado por algo, y un amigo ha hecho que te sintieras mejor con un simple gesto, mirada o palabra?
¿Tienes tú esta capacidad de empatia? Para desarrollarla, sigue estas pautas:
Intenta entender a la persona y hacerla sentir comprendida y apoyada.
Evita quitar importancia o ridiculizar los pensamientos y sentimientos del otro.
No juzgues ni sentencies diciendo: «Deberías haber actuado de otro modo».
Olvídate de ser el protagonista explicando que tú pasaste por algo mucho peor y más difícil.
No animes de forma superficial diciendo «Tranquilo, que todo en esta vida se supera», etc.
Escucha atentamente en lugar de dar la razón y seguir la corriente sin dar importancia al mensaje.
Sal de ti mismo y de tu mundo para intentar entrar en el mundo del otro.
No des consejos que no te piden. Limítate a escuchar y a demostrar que comprendes los sentimientos del otro.
Haz preguntas abiertas para que la otra persona sepa que estás interesado en lo que te cuenta.