Los psicoanalistas piensan a la amistad como una forma de lazo social, de amor. En este vínculo confluyen los sentimientos más nobles como la contención, el respeto y la alegría del encuentro. Pero también existen los sentimientos hostiles: la envidia, el resentimiento, los celos y la rivalidad. Desde nuestras primeras experiencias, necesitamos de otros que nos cuiden y brinden amor para constituirnos como sujetos. Al principio, serán los padres quienes se ocupen de esto. Posteriormente, en el contacto con otros niños, se irán desarrollando las primeras amistades.
Amistades por todos lados
En cualquier etapa de la vida, la amistad esta ahí, esperando ser descubierta: podrá ser aquella persona que conocimos casualmente, un compañero de trabajo o un vecino con quien nos cruzamos en el ascensor.
Personas de vínculos difíciles
A algunos les resulta más difícil acercarse a ese desconocido, crear un diálogo para empezara conocerlo y comprobar si existe esa afinidad especial que hace que lo puedan nombrar como amigo. ¿Cómo superar esto? Se trata de vencer las barreras internas, proponiéndose confiar y pensando que en cada uno de nosotros hay tina riqueza por descubrir. Esto es posible tolerando las diferencias que necesariamente tenemos con los otros: hay que permitirse elegir y ser elegidos como amigos.
Fuente: Revista Salud Alternativa