Aunque como en casi todo lo que tiene que ver con las relaciones de pareja, y que nos gusten más los calvos, los altos o los rubios, el gusto es lo único que importa, y para gustos colores, lo cierto es que hay ciertas pautas que acaban por espantar a casi todas las mujeres, y precisamente una de ellas es la tendencia excesiva a cuidarse de algunos hombres. Aunque a mi me encanta que mi chico se ponga toda clase de potingues y que se mantenga en forma, me reconozco en ese grupo de mujeres que al parecer somos mayoría a la que ni de lejos le parece bien la idea de que su chico acabe más tiempo encerrado en el baño preparándose que ella.
Resulta, dicho sea de paso, una actitud bastante anacrónica, ya que al final si nosotras defendemos la igualdad de condiciones en todos los ámbitos, a ver porque ellos no van a poder apoderarse de los tradicionalmente nuestros, pero la verdad es que en la mayoría de los casos logran desesperarnos comportándose como nosotras, haciendo duchas que parecen toda una sesión spa o mirándose en cada uno de los espejos por delante de los que pasan.
La verdad es que a las mujeres nos gusta que ellos se cuiden y que parezcan jóvenes, pero por lo general nos resistimos a que acaben por invadir nuestro espacio vital de que la que se arregla, se acicala y a la que siempre hay que apurar para llegar puntuales seamos nosotras. De momento, parece que el metrosexual triunfa, pero en su justa medida. ¡Tomad nota, chicos!