La verdad es que verano es la época en la que más relaciones se rompen. Y aunque el refrán dice que la primavera la sangre altera, la realidad parece ser otra. Sin embargo, hay toda una explicación para ello, que poco tiene que ver con el asfixiante calor, con la falta de ropa que caracteriza a la estación o con las hormonas que suben por las nubes. En realidad, nos dejamos más en verano porque solemos estar más tiempo juntos, por las vacaciones, por las jornadas completas, o incluso por el hecho de que cambiamos de sitio, vamos a visitar a parientes y se fomentan más los roces y las diferencias en la pareja. Pero este año, parece que menos de lo habitual. ¿El culpable? La crisis de siempre.
Y es que resulta que las rupturas bajan por la crisis ¿Sale caro separarse? Parece que los españoles creen que sí. Y no hablamos aquí de las indemnizaciones millonarias que se le imponen a los famosos cuando firman el divorcio, aquí hablamos ya simplemente de lo que cambia vivir solo, con vivir en pareja en términos económicos.
Y es que claro, no es lo mismo pagar entre dos el alquiler, la luz, el gas, el agua y todas las facturas, que hacerlos solo con un sueldo, que además teniendo en cuenta que no son de los más buenos actualmente, podrían darnos más de una sorpresa al ver que no llegamos a fin de mes. Y aunque suene poco romántico lo de seguir por la crisis económica, parece que a más de uno, la idea de ser soltero no de oro si no con dificultades, le asusta más de lo que debería.