Pasiones

Las musas del cerebro: Con quién fantaseamos

fantasias-2

Invita a tu deseo, estimula tu imaginación erótica y deja que las musas del cerebro te transporten a un mundo lleno de placeres. Te invitamos a encontrar tus fuentes de inspiración para imaginar y desear más. La imaginación erótica es una de tus cualidades más entretenidas.

Tienes un cuerpo, y también tienes una mente. Las sensaciones, el placer y el deseo tienen mucho que ver con tu cerebro. El deseo intenso da más placer, acrecienta nuestras sensaciones; sin embargo, el deseo es frágil y no entiende de deberes ni de voluntades. Es un ser libre y vuela a su antojo en nuestra existencia. Él quiere gozar de sus musas, y sólo con ellas lo invitamos a entrar en nuestra vida erótica. Nosotros lo invitamos y él viene, pero nunca le damos caza.

Lo convocamos con la fantasía, con un baile sensual, con complicidades seductoras, con lecturas insinuantes… que, a la vez, dan vida a sensaciones placenteras. El deseo se hincha satisfecho, con ganas y pasión. Crece, se multiplica y explota. Se siente en nuestra imaginación y se siente en nuestro cuerpo. Siempre nos pilla por sorpresa pero con las manos en la masa. ¿Cómo nos las ingeniaremos para tener fantasías por gusto, porque nos apetece, porque nos brotan en la mente y nos seducen? Recuperando el sentido lúdico que tan vital estaba en nuestra infancia; en pocas palabras, jugando a estimular nuestra imaginación.

¿Personas reales o inventadas?

La inspiración está en todas partes, en cualquier rincón del mundo en que habitamos y también en cualquier rincón recóndito e inexplorado de nuestra mente. Podemos imaginar con un fundamento de realidad y cambiarlo luego a nuestro gusto, pero podemos también fantasear o imaginar toda una ficción, incluso hacer que gente inexistente pueble nuestra fantasía erótica.

Algunos se asombran de que haya quienes fantasean con personas de carne y hueso, por lo que optan por personajes desconocidos. Otras personas, en cambio, se inspiran en lo que tienen cerca en su día a día; y la fuente de inspiración, si es una persona, varía según el momento y la circunstancia. Incluso, puede ser tan real que la fantasía se nos confunde e interacciona con las propias vivencias.

Salir de la versión móvil