Ya hemos analizado un poco las causas por las que somos el centro de la atención de otras potenciales parejas justo cuando ya estamos en una relación estable, ahora hablaremos de las posibles repercusiones que este flirteo puede tener en tu vida.
Catalizador de la autoestima: Para empezar, sentir que los demás nos notan es un potenciador de la autoestima como pocos. Flirtear en dosis pequeñas a través de las palabras o incluso de ciertos gestos sin avanzar en las intenciones ni la intimidad emocional ni física puede ser inocuo y hasta saludable para las relaciones de pareja. Siempre y cuando, claro, se mantengan sólo en ese nivel.
La trampa del espejo: No es que nos estemos enamorando de alguien más. Es que el otro se convierte en un espejo en el que nos reflejamos, y nos gusta lo que vemos en él. Nos vemos a través de sus ojos, a veces magnificados y mejorados… y esa sensación puede ser adictiva, ocasionando fracturas a la relación que tenemos con nuestra pareja, cuya superficie probablemente nos parezca opaca a causa de la rutina.
El clavo que saca a otro clavo: ¿Y si no estamos completamente a gusto en nuestra realción, y esta puede ser una oportunidad de escape? Las comparaciones se hacen inevitables, y el «Y si…» no nos deja estar.
Si nos encontramos de pronto en la disyuntiva de seguir o frenar… ¿qué hacer? ¡Sigue leyendo!
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