1. Controlar tu vida: Y eso significa pensar y actuar en función de lo que te importa a ti (y a los que quieres).
2. Decidir: Ejercitarás tu sensación de dominio de las circunstancias de tu vida, te ayudará a soportar las dificultades.
3. Cuidar tu autoestima: Tratarte bien te envalentona ante las dificultades, potencia tu fuerza para plantarles cara y te permite recuperarte bien de sus secuelas.
4. Ser realista: Acepta tus capacidades y limitaciones y aprende a diferenciar lo que se puede cambiar de lo que no. No te quemes.
S. Cultivar tu optimismo: Tendrás más confianza en ti mismo y en tu entorno, más esperanza en el futuro, y serás más constructivo en tus críticas.
6. Aprender a pensar: Identifica las distorsiones, las generalizaciones, ¡las culpas!, las exageraciones y «elige» explicaciones más positivas a lo que te pasa.
7. Fomentar la esperanza: Te hace creer en el futuro y te motiva para lograr tus metas.
8. Evitar el fatalismo: Empieza a creer que tu vida depende de ti. Ese pensamiento es toda una vacuna contra los sentimientos de indefensión, impotencia y pasividad, que nos vuelven apáticos y depresivos.
9. Reírte: Cualquier excusa es buena para reirse.