Sin juzgar las elecciones, ese parece ser un fenómeno que motiva a las estrellas a animarse al juego. Aunque el recurso esté algo trillado, los besos de chicas con chicas siguen acaparando los flashes. En la última entrega de los MTV Awards, Sandra Bullock estampó uno directo en la boca de la actriz Scarlett Johansson. Ninguna de las dos era novata en el tema: la morocha había hecho de las suyas con Meryl Streep en otra entrega de premios, mientras que la rubia ya había experimentado con Penélope Cruz en la película Vicky Cristina Barcelona.
Estos arrumacos, que por el momento tienen a Madonna y Britney Spears a la cabeza del ranking con su recordado beso, parecen quedarse ahí, en las tapas de las revistas o en las miles de reproducciones en Youtube. La sexóloga Spinelli asegura que «la diferencia la hace la aceptación», lo otro ya es visibilidad, aunque también hay una cuota de marketing». Asimismo, sus colegas ponen el ojo en las personas a quienes les aceptamos esas manifestaciones en público; «generalmente es a aquellos que tienen cierto poder, como los que aparecen en los medios de comunicación.
A los transexuales los vemos en la televisión y son espléndidos, nos encantan, pero si los cruzamos en la esquina no sé si opinamos lo mismo» plantea. Tal es el caso de la famosa travesti argentina Florencia de la V, quien supo ubicarse a la par de famosas como Mirtha Legrand o Susana Giménez.
Y dejando de lado, la moda, el marketing o el lucro comercial, con el correr de los años crecieron las confesiones de atración homosexual. La declarada bisexualidad de la bella Angelina Jolie y la conocida relación de Lindsay Lohan con la DJ Samantha Ronson son prueba de ello. Al listado se suman Anna Paquin, la actriz protagonista de True Blood, e incluso la cantante Christina Aguilera, a quien definitivamente le encantan las mujeres, según revela ella misma.