Sabemos que los besos pueden ser el preámbulo de una gran noche, pero muchas veces les restamos protagonismo frente a otras maniobras más intensas y complicadas. Sin embargo, revalorar los besos puede convertirse en una experiencia vigorizante y llena de pasión, ¿por qué no experimentar con ellos?
1. Tómate tu tiempo: los besos requieren, para ser efectivos e inolvidables, tiempo, así que no hagas este experimento si la prisa te carcome. Devuélveles la lentitud que los hace exquisitos y concéntrate en la suavidad de los movimientos y la sutileza de la sensación.
2. Cambia la localización: Simplemente, cambiar el lugar del cuerpo que recibe los besos puede marcar toda la diferencia. Intenta puntos sensibles, ocultos normalmente a las caricias, inusuales: las corvas de los antebrazos o las rodillas, la espalda baja, la nuca, etcétera. Besar las manos de la otra persona, además de poseer una carga tremendamente romántica, pues implica admiración y devoción, también tiene sus recompensas: la piel de las manos es muy sensible, por lo que una sesión de caricias en esta zona puede resultar muy excitante.
3. Darlos no sólo cuando quieras sexo: Quizá ésta sea la parte más interesante de los besos. Mientras más presentes estén en una relación, más cercanía, atracción y deseo se mantendrá flotando en el aire, porque prodigárselos, aún con la ropa puesta y en el supermercado, implica que la relación es saludable. Así que no hay que ser avaros.