Los sabores de los alimentos están muy distorsionados por los métodos de cultivo en invernadero, por los conservantes industriales y por lo que les agregamos al cocinarlos. Pero hay más: ¡la gente y la naturaleza también tienen sabor!
¿Sabes cuál es tu sabor? Pasa la lengua por tu cuerpo. Saborea tu piel después de salir del mar o darte un baño de sales. Tu sabor también varía según lo que comas, de acuerdo a tu estado de ánimo, a tu predisposición sexual, etc.
Abre la boca. El mundo natural también tiene sabores: ¿conoces el de la nieve, las gotas de lluvia, una flor o la hierba?
Saborea las comidas sin echarles demasiados condimentos que enmascaren su sabor, y a su vez contribuyen a insensibilizar tu sentido del gusto. Disfruta el sabor de cada cosa «como es», en sí mismo.
Cocina al vapor, el método que más preserva el sabor de los alimentos. Una verdura ecológica cocida al vapor sin ningún aliño pueden ser un manjar.