Erótica para los progresistas, pornográfica para los conservadores y diabólica para la iglesia. Dejando a un lado el caso de la Última Tentación de Cristo (Martin Scorssesse), ninguna película ha creado tanta polémica en la historia del cine como El Imperio de los Sentidos, drama erótico (oficialmente) japonés, dirigido por el nipón Nagisa Oshima. Estrenado oficialmente en 1976, la cinta analiza la historia de amor de una pareja de amantes que traspasa constantemente las barreras de la sexualidad hasta convertirse en objeto de una enfermiza obsesión. Ella, la sirvienta, algo tímida en un principio pero que avanza hasta desarrollar un fervor casi místico por el pene de su amante, al tiempo que alberga la esperanza de encontrar el éxtasis a través de la constante explaración de los sentidos. Y él, hombre poseido, sumiso, secundario en ciertos momentos y temeroso de la insaciabilidad femenina y sus deseso de fundir el sexo con la muerte. Una historia de pasión que horrorizó y encandiló a partes iguales.
Horrorizó por ejemplo a muchas naciones de moral sensible que la prohibieron, includio Japón, donde no pudo ver la luz hasta 2001 y encandiló por ejemplo a Cannes, cuya organización ante la expactación creada, se vió obligada a programar 12 pases, algo inédito en toda la historia del festival y que no ha vuelto a repetirse jamás. Oshima, que no consiguió ningún galardón, regresó un año más tarde con El Imperio de la Pasión, película de tono muy similar, que esta vez sí, le valió el premio al major director del festival galo.
+Para recordar: Alimentación a base de huevo duro previamente introducido en la vagina
+Para no ver: Estoy seguro que cuando lo veas lo sabrás.
+Para (…): El título original es «Ai no-corrida», sin comentarios.
-La edición remasterizada (que sale todo más clarito) de El Imperio de los Sentidos está disponible por unos 13 euros en muchas páginas web que no voy a citar porque ninguna me paga por hacerlo.