¿Cuántas veces se te fue de las manos una simple conversación por hablar de más? Si sueles actuar con mucha impulsividad, es tiempo de revisar tu modo de comunicarte con los demás. Aprender a callar puede ser una buena estrategia de acuerdo al momento en que se aplique.
Si bien es cierto que es mejor hablar sobre lo que nos preocupa y expresarle al otro incluso aquellos aspectos de su personalidad que nos incomodan, es importante hacerlo en el momento adecuado y mediante un tono correcto. Algunos no nos damos tiempo a pensar qué es lo que vamos a decir, sino que simplemente hablamos, como una catarata verborrágica que explota desde nuestro interior.
¡Ponte un stop! Poder reflexionar antes de hablar es un arte que nos ayuda a caminar por la vida sin tantos altercados. La próxima vez que inicies una discusión, considera qué repercusiones puede generar en el otro. Como dice un viejo refrán popular: «Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas».