¿Apenas habéis terminado de hacerlo y ya está roncando? No te preocupes, no se trata de él, si no de ellos. Quiero decir que no es que su actitud sea mala, si no que las hormonas que se desprenden tras el acto sexual provocan precisamente eso: sueño. ¿Y por qué a nosotras no nos pasa? En realidad no es algo exclusivo del sexo masculino, aunque por lo general ellos las suelen tener en más altas dosis en su organismo, con lo que es más sencillo que concilien el sueño tras el acto sexual que que lo hagamos nosotras.
Así que no le des demasiada importancia, y si estás acostumbrada a llevarte a la cama las conversaciones importantes del día, siempre puedes optar por hacerlo antes. Es decir, primero habláis y luego ya pasas a la acción sabiendo que es una cuestión de naturaleza eso de que se le abra la boca al terminar. Y de paso, puedes aprovechar a ver si tus hormonas del sueño al terminar de hacerlo se despiertan y te provocan el mismo efecto.
La clave de dormirse justo después del sexo es aprovechar esa buena sensación que nos deja al terminar para cerrar los ojos y dejarnos llevar al país de Morfeo. En lugar de cómo muchas de nosotras hacemos que es ponernos a pensar en cómo resolver los problemas del día siguiente o hacernos una agenda mental sobre lo que tenemos y lo que no tenemos pendiente. ¡Sé feliz como él! Porque las hormonas también te lo permiten, aunque hay que dejar que actúen.