Principales causas:
- Las dificultades para diagnosticar y tratar las disfunciones sexuales residen justamente, en que la sexualidad es una cuestión absolutamente subjetiva. Y por más que se hagan encuestas y se intente buscar un patrón de calidad y cantidad, esto en definitiva depende de cada persona y de cada pareja.
- Es por esto que, mientras no exista una insatisfacción o un distrés frente a las relaciones sexuales, no se puede hablar de disfunción.
- Pero ante todo, está el deseo. Éste es el primer paso y el motor de toda actividad sexual. No obstante, el estrés, los problemas económicos, de salud, las pérdidas laborales o de seres queridos, la rutina, son factores que conspiran contra él.
- Hay matrimonios de muchos años, en los que existe el hábito de mantener relaciones sexuales en determinados días, lugares y horarios sin que exista deseo. También se pueden tener relaciones sexuales y completarlas mecánicamente, sin que haya satisfacción sexual.
- La ausencia de deseo es ia causa y también la consecuencia de muchas de las disfunciones sexuales. «La falta de ganas surge porque es frustrante involucrarse en una relación que va al fracasa», dice Ber-tolino.
- Uno de los problemas más comunes de estos tiempos es el «deseo sexual inhibido», que tiene causas múltiples y «a veces se acompaña con un desinterés general por otras fuentes de gratificación: artísticas, culturales, sociales», explica Juan Carlos Kusnetzoff, sexólogo. «En estos cosos hay que estar atentos porque el cuadro puede encubrir una depresión», advierte.
- A partir del deseo, la respuesta sexual masculina tiene varias fases. La excitación es su correlato físico, y en el hombre se materializa en la erección. Luego vienen la eyaculación y el orgasmo.
- El problema puede surgir en cualquiera de estas fases, y extenderse. Por esto es importante consultar a tiempo, para evitar que la pareja termine habituándose a conductas sexuales erróneas y las incorpore a la vida cotidiana.