Los conflictos en la pareja
Las estadísticas dicen que los casados viven más y con mayor calidad de vida, si no hay conflictos. Los conflictos de pareja nos enferman mentalmente (depresión, trastorno bipolar, adicciones, violencia) y físicamente (corazón, cáncer, enfermedades inmunológicas, dolor crónico). Incluso, aumentan la probabilidad de accidentes de tránsito. Como si todo esto fuera poco, estos contratiempos generan también problemas en los hijos (de conducta, depresión y problemas para alcanzar la intimidad en el futuro). Existen distintas áreas de conflicto que desencadenan la inestabilidad de la pareja:
El poder: Se vincula a las responsabilidades: quién se encarga de hacer las cosas y quién decide lo que hay que hacer. Estas decisiones abarcan aspectos tan fundamentales como las finanzas, el cuidado de los hijos, las relaciones sociales e inclusive, la iniciativa para tener o no tener relaciones sexuales.
La intimidad: Se construye con una separación de la familia de origen, dando prioridad al otro en la autorrevelación y en la toma de decisiones. Por eso, uno de los temas más conflictivos se da en las relaciones con la familia de origen, los llamados vínculos políticos. La causa de muchas situaciones conflictivas, que podrían manifestarse en el ejercicio de la sexualidad cotidiana, se pueden relacionar con este punto.
De la pasión al afecto: El amor va sustituyendo al enamoramiento, la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño, pero no por eso se puede perder la atracción que se siente por el otro como objeto y sujeto sexual. Los conflictos, tal como fueron expresados anteriormente,. pueden dar paso, inadvertidamente, a problemas sexuales de uno u otro miembro de la pareja.
La comunicación: Cuando surgen los conflictos y se enquistan, se producen patrones de comunicación que perpetúan el problema y conducen finalmente, en muchos casos, a la separación.