La familia es el terreno de la comunicación por excelencia. Pero a menudo está sembrado de minas. Estas son algunas de las buenas normas a seguir para entendernos en casa:
ACEPTA EL SILENCIO: Cuando las familias tienen problemas, la comunicación suele ser bastante rígida y repetitiva. Se buscan ocultar las emociones y se usurpa la personalidad de los demás. Pensar «Ya sé lo que me dirá» es la negación al diálogo, y lleva a reaccionar contra fantasmas inexistentes. Debemos aprender a aceptar y respetar el silencio del otro, esperar a que quiera expresarse y escuchar entonces con interés, son las reglas de oro para una buena convivencia.
NO PREJUZGUES: En la familia, creemos conocer a fondos como es la otra persona y lo que nos dirá, por eso nuestras palabras contienen ideas preconcebidas que deforman la comunicación. Es necesario evitar los juicios forjados en el pasado y mirar para adelante.
NO DISCUTAS EN LA MESA: La inmensa mayoría de los conflictos domésticos se desencadenan sobre la mesa. Conviene que evites las discusiones mientras se está en la mesa: es el momento de centrarnos en los alimentos, no el de afrontar y solucionar problemas.