Tráelo a la memoria, cuéntaselo a quien te haga sentir mejor: un amigo, un familiar… incluso a un psicoterapeuta.
Intenta recordar, además, otros elementos presentes cuando se produjo ese mal momento.
Concéntrate para ver con más claridad qué ocurrió. Trata de que esos otros detalles que no has dejado aflorar hasta ahora te ayuden a minimizar aquel pésimo trago.
Detrás de un mal recuerdo siempre hay algún otro positivo que hemos olvidado por el impacto del primero.