De seguro que muchos aún recuerdan, al menos si son de mi generación, las clases de educación sexual del colegio en la que se nos explicaban los métodos anticonceptivos que existían. Por aquel entonces, aún no se hablaba del que es el protagonista del día de hoy porque aún no lo habían inventado. Para los que aquello no lo vivieran, y tuvieran que ir aprendiendo por si solos como de tantas otras cosas, hoy les cuento que hay otro al que sumar a la lista de habituales: se trata de los anticonceptivos femeninos sin hormonas.
En la televisión, más de uno habrá visto la publicidad de una conocida marca, la cual nos permite controlar que días somos fértiles con un seguimiento en la orina, para evitarlos y no correr el riesgo de quedarnos embarazadas. El funcionamiento es sencillo. Tenemos que medir la orina a menudo con unas varillas que llegan con el dispositivo, y las cuales manden al monitor la información de las hormonas presentes, las cuales se leen y se analiza la fertilidad del óvulo, evitando, en color rojo, los días en los que el riesgo es alto.
La fiabilidad es bastante alta, ya que se han demostrado útiles en el 94% de las veces, con una probabilidad solo un poco menor que el de los anticonceptivos orales. Y aunque no los he probado, la verdad, eso de poder renunciar a las hormonas y estar seguros pinta muy bien. ¿A ustedes que les parece?