Siempre hemos creído que los hombres son infieles por naturaleza, mientras que las mujeres, sencillamente, no fueron «diseñadas» de la misma manera. Sucede que, en la práctica, es claro que los hombres son mucho más infieles que las mujeres. Sin embargo, los últimos estudios realizados indican que tenemos la misma predisposición biológica a la infidelidad.
Antes de la ovulación, cuando se encuentran en la cúspide de su fertilidad mensual, las mujeres están expuestas a una feromona de las glándulas sudoríparas masculinas llamada androstadienona. Esta feromona, que sólo las mujeres pueden percibir, prepara el camino de las interacciones sociales; es decir, vuelve a las mujeres más abiertas ante la posibilidad de tener nuevos amantes.
En un estudio de la Universidad Carlos, en Praga, encontró que las mujeres ovulantes que ya tenían pareja preferían el olor de otros hombres más dominantes; en cambio, las mujeres sin pareja no mostraban esa preferencia. De acuerdo con este estudio, las mujeres sin pareja necesitan un hombre que las cuide y las ayude a formar una familia, pero una vez que lo consiguen tenga los mejores genes.
Esta necesidad se repite ante cada ciclo ovulatorio. De hecho, en otros estudios se comprobó que las mujeres que tienen amantes, sienten orgasmos con más frecuencia cuando están con ellos. Una vez más, el orgasmo aparece como el vehículo que aumenta las posibilidades de quedar embarazada…..es solo un estudio, pero cada uno tendrá su opinión.