Si te ocurre que no puedes resistirte a ese vestido que viste en un escaparate, y que desenfundas tu tarjeta de crédito con una premura digna de duelista del viejo oeste, hay una buena noticia para ti, y una mala. La buena es que no es culpa tuya. La mala es que tu cerebro te traiciona.
No te alarmes: eres parte de una nueva etapa evolutiva de la humanidad. Tu cerebro se ha imbuido del espíritu de los tiempos. Ahora preferimos el placer inmediato al que se dilata. Y somo una sociedad que ha convertido al consumo como el mayor de los placeres…
Según estudios neurofisiológicos recientes, la región del cerebro que controla el impulso de comprar se ha modificado, y ahora tendemos a la compra sin razonamiento.
Los científicos han comenza a llamar a esta zona del cerebro “cerebro económico”, y es la región que, además de regular nuestra noción de gasto y ahorro, es la que predice las consecuencias, procesa el sentimiento de recompensa, la motivación y la memoria.
Todas estas funciones del cerebro se han abocado a un gran objetivo: que recibamos las mayores dosis de felicidad posible. Y nada como gastar, cree el cerebro, para lograrlo… De manera que nuestro cerebro, sencillamente, hace como que no sabe de las consecuencias del derroche al momento de gastar.