– La ternura es una actitud afectiva interior y no se limita a las manifestaciones externas, que pueden ser puramente convencionales. Por el contrario, siempre es individual, interior e íntima, rehuye las miradas; por lo menos hasta cierto punto, es púdica.
– La ternura es el arte de «sentir» a la persona, al ser humano en su totalidad.
– La ternura crea una atmósfera interior de armonía y comprensión mutua.
– La mujer espera ternura del hombre y tiene un derecho particular a esa ternura en el matrimonio,
donde se da al hombre y vive esos momentos y períodos tan difíciles e importantes de su existencia que son el embarazo, el parto y todo lo que con ellos se relaciona. Su vida afectiva es, en general, más rica que la del hombre y, por consiguiente, tiene mayor necesidad de ternura y cariño.
– El hombre también lo necesita, pero bajo otra forma y en distinta medida.
– En ambos, la ternura crea la convicción de que no están solos y de que su vida es compartida por el otro. taUno de los aspectos más desatendidos de la intimidad es la expresión de la ternura, ya sea de manera física o verbal.
– Físicamente expresamos la ternura a través de besos, abrazos, caricias y demás.
– La expresión de la ternura mantiene la intimidad romántica viva, fresca y la hace duradera. Por la misma razón, cada miembro de la pareja necesita dar o recibir muestras de cariño: un gesto amable, una caricia, un obsequio, un beso y todas aquellas cualidades que enriquecen de amor una relación.
– El sexo, y fundamentalmente el amor con sexo, ayudan en muchos aspectos a la persona vista como un ser integral, una unión de mente, cuerpo y alma. No es necesario que el sexo esté acompañado de amor ni que el amor este acompañado de sexo. La ternura, aplicada entre seres que consideramos especiales para nosotros, es tan valiosa como el simple sexo. Sin embargo este, no puede suplantarla en su totalidad.
Fuente: Revista Salud Alternativa.